Silencio, está por comenzar la ceremonia....
“había una vez…” y se abre la casa imaginaria, nos deja que la habitemos. Al principio es extraña y tal vez nos sorprenda que haya cosas que nos recuerden tanto el mundo, aunque todo el ritual- la voz, la modulación de esa voz, el libro- nos señale constantemente que lo que ahí sucede “es” y “no es” al mismo tiempo. Poco a poco nos vamos familiarizando. Le descubrimos los trucos a la casa imaginaria, notamos que suelen estar dispuestas de cierta manera las habitaciones. A esa palabra que viene ahí ya la estábamos esperando, y a esa repetición también. Nos gusta anticiparnos y corearla junto con el que cuenta el cuento"
( Montes Graciela, 1999,p.48)
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